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La reciente visita del Canciller Olaf Scholz a Chile, Argentina y Brasil tenía como objetivo conseguir litio suficiente para la industria automovilística alemana. Las baterías de litio de nuestros coches se consideran el salvador en nuestro afán por reducir las emisiones de carbono. Pero nuestra historia de amor con el litio puede distraernos de su propio impacto perjudicial en nuestro medio ambiente.

La transición a la movilidad de emisiones cero es el nuevo objetivo de 27 Estados de la UE, California y Canadá. La Unión Europea y California han prohibido recientemente la venta de vehículos que utilicen combustibles fósiles a partir de 2035. Del mismo modo, el gobierno canadiense ha propuesto una nueva normativa que, si se aprueba, a partir de 2035 sólo permitirá la venta de coches de emisiones cero en Canadá. ¿Qué papel desempeña el litio y por qué no se dice al público la verdad tóxica sobre el litio?

El cambio climático está impulsando a los países a aplicar políticas que reduzcan las emisiones de CO2. El paso de los combustibles fósiles a los vehículos eléctricos es un componente esencial de la llamada revolución verde, cuyo objetivo es reducir las emisiones de carbono en diversos sectores, incluido el transporte mundial. Una quinta parte de las emisiones mundiales son producidas por el transporte y, en su mayor parte, por los vehículos de carretera.

Los recursos naturales, y en particular el litio, desempeñan un papel esencial en la transición a la movilidad eléctrica. La mayoría de los vehículos eléctricos funcionan con baterías de iones de litio debido a su gran capacidad de almacenamiento de energía. Aunque las baterías de iones de litio son hoy la fuente de energía verde más común, la extracción del litio no es tan ecológica como podría pensarse.

El litio, un material muy reactivo, no existe como elemento puro, sino que se encuentra en combinación con otros minerales y sales, por ejemplo en el agua de mar, en depósitos subterráneos de salmuera y en rocas ígneas. Los métodos más comunes de extracción de litio requieren la minería a cielo abierto o la creación de estanques de evaporación en los que se bombea salmuera rica en litio desde el subsuelo.

Lithium is seen as an essential resource for electric energy storage, yet the environmental costs are high. The extraction processes require a huge amount of water, which not only causes soil degradation, but also negatively impacts local biodiversity and the survival of the communities living in the affected areas.

El litio se considera un recurso esencial para el almacenamiento de energía eléctrica, pero sus costes medioambientales son elevados. Los procesos de extracción requieren una enorme cantidad de agua, lo que no sólo provoca la degradación del suelo, sino que también repercute negativamente en la biodiversidad local y en la supervivencia de las comunidades que viven en las zonas afectadas.

Además, cerca del 75 % de los recursos de litio se encuentran en una de las zonas más áridas del planeta, el llamado «Triángulo del Litio», que incluye territorios de Chile, Argentina y Bolivia. La abundancia de litio ha hecho de estos lugares un objetivo prioritario para las empresas internacionales que invierten millones de dólares en proyectos mineros. Las investigaciones sugieren que los daños medioambientales y sociales, en su mayoría irreversibles, que afectan a los países del «Triángulo del Litio» superan los beneficios de los usos industriales del litio.

Los recursos de litio se encuentran en salares como el Salar de Uyuni en Bolivia, el Salar de Atacama en Chile y el Salar del Hombre Muerto en Argentina, zonas en las que la sequía ya es un problema importante desde hace décadas. Teniendo en cuenta que se necesitan más de 2 millones de litros de agua para producir una tonelada de litio, es fácil comprender que la minería agravará los problemas de escasez de agua.

Las minas de litio cubren más de 78 km2 sólo en el salar chileno y requieren el uso de unos 21 millones de litros de agua al día. En consecuencia, esta zona se ha visto afectada por una tremenda sequía y los consiguientes daños irreversibles para sus especies y comunidades autóctonas. El descenso de los niveles de agua provocado por las intervenciones mineras constituye una grave amenaza para la supervivencia de las comunidades aborígenes locales, así como de las especies autóctonas, en particular las poblaciones de flamencos.

Los aymaras, el mayor grupo indígena que habita la zona del Salar y sus alrededores, han denunciado que la minería invasiva no solo está mermando la disponibilidad del agua que beben, ya que muchas zonas se están secando, sino que también ha puesto en grave peligro su economía. La mayor parte de sus ingresos procede de las plantaciones de quinoa y la venta de sal y huevos de flamenco. Las bandadas de flamencos autóctonos han disminuido drásticamente en la última década; entre el 10% y el 12% de la población ha desaparecido, ya que sus zonas naturales de cría y alimentación se han utilizado con fines industriales.

Salar is the one of the few breeding grounds on Earth for two threatened species of flamingo, the Andean and James’s. As the production of lithium is projected to triple by 2026 in comparison to 2018 levels, the extinction of these rare flamingo species looms large.

El salar es una de las pocas zonas de reproducción de la Tierra para dos especies amenazadas de flamencos, el andino y el de James. Como se prevé que la producción de litio se triplique para 2026 en comparación con los niveles de 2018, la extinción de estas raras especies de flamencos se cierne sobre ellos.

Al igual que Chile, Argentina también se enfrenta a las consecuencias de la extracción de litio. Según los estudios realizados, podría provocar la desertización de las zonas del Salar del Hombre Muerto donde se concentran las instalaciones mineras. Las comunidades indígenas se han visto especialmente afectadas. La escasez de agua ha provocado la desecación de los pastizales utilizados para la cría y alimentación del ganado de los pueblos aborígenes. Además, la economía de los grupos indígenas, basada predominantemente en actividades turísticas en torno a los singulares campos de sal y en la recolección de la propia sal, se ha visto ralentizada. En cambio, la industria del litio, que beneficia sobre todo a empresas multinacionales extranjeras, está creciendo.

Los salares del norte de Argentina también son conocidos por ser el hábitat natural de una rica variedad de animales salvajes, como zorros andinos, armadillos, chinchillas, pumas, dos especies únicas de flamencos -el andino y el de James- y el gato montés andino, en peligro de extinción. Si bien los proyectos mineros existentes ya han invadido el espacio nativo de la fauna, la previsible expansión futura de la industria argentina del litio podría provocar una disminución exponencial de la supervivencia de estas especies.

A pesar de que Bolivia es el país con las mayores reservas de litio del mundo -21 millones de toneladas frente a los 19 millones de Argentina y los 9,8 de Chile-, sus actividades extractivas aún no son tan invasivas como las de los dos países vecinos. En 2018, el Gobierno boliviano se asoció con una empresa alemana de inversión minera, pero la población local solo tuvo acceso a empleos no remunerados y no cualificados, por lo que el Gobierno boliviano puso fin a la asociación. Los funcionarios bolivianos, así como las comunidades nativas del salar de Uyuni, también han estado observando de cerca el impacto medioambiental en la vecina región chilena y, como resultado, han priorizado la protección del medio ambiente y sus ecosistemas. Por ello, el gobierno boliviano se resiste a asociarse con empresas extranjeras que quieran invertir en el Salar de Uyuni, rico en litio y situado en medio de los Andes sudoccidentales.

A medida que más y más países se unen a esta batalla por el litio, los países ricos en yacimientos de litio soportarán los costes humanos y medioambientales de esta llamada revolución verde. Las maltrechas economías de Chile, Argentina y Bolivia están vendiendo al mejor postor sus salares, que están sufriendo graves sequías y pérdidas de vida salvaje. La carrera por el litio está en pleno apogeo. Durante su reciente visita a Sudamérica, el Canciller alemán Olaf Scholz firmó acuerdos con Chile y Argentina para conseguir litio para la industria automovilística alemana.

Es hora de reconsiderar el papel de las baterías de iones de litio como único medio para alimentar los vehículos eléctricos: se necesitan nuevas alternativas. Las baterías de litio no sólo son difíciles de producir, sino también de reciclar. Reciclar baterías de iones de litio es más caro que extraer más litio. Los expertos creen que una pila de níquel-zinc sería un sustituto más sostenible del litio, con igual capacidad para almacenar energía en baterías recargables. Existen otras técnicas de extracción del litio, como la ósmosis inversa y las membranas filtrantes. Estos métodos de extracción evitarían el impacto negativo de la minería y los procesos de evaporación.

A menos que se desarrollen pronto nuevas tecnologías para la e-movilidad, esta «revolución verde» sólo podrá lograrse a un coste considerable para el medio ambiente. Si no se toman medidas rápidas y decisivas, los daños irreversibles causados por la minería del litio conducirán a una catástrofe medioambiental. Ya es hora de que se conozcan los verdaderos hechos sobre el litio.

Imagen: Salinas Grandes en los Andes argentinos es un desierto de sal en la provincia de Jujuy, 22 de marzo de 2016. © IMAGO / Panthermedia
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